05 Abr 2021 «Hablar de la muerte de un ser querido disminuye la culpabilidad», jornadas Educación y Psicología 2021
“Hay que darle rienda suelta a la narración: hablar de la muerte de un ser querido disminuye la culpabilidad”.
El duelo ante la muerte de seres queridos forma parte del día a día de gran parte de la población y es una realidad inevitable. Aun así, a menudo se convierte en un problema mal asimilado. “El duelo es un proceso que nos ha acompañado y acompañará toda la historia. Es una forma de sufrimiento inevitable”, explicó el pasado 17 de abril en la Universidad Villanueva el teólogo, experto en counselling y en bioética y director del Centro San Camilo (centro asistencial y de humanización de la salud) José Carlos Bermejo. “Es un proceso normal y cumple una función positiva”, aseguró Bermejo, “pero en algunas personas este proceso adaptativo se complica”. Bermejo analizó en profundidad este tema en la tercera de las Jornadas de Educación y Psicología 2021 de la Universidad Villanueva: El duelo en tiempos de pandemia: perspectiva psicológica y educativa. La directora del Grado en Psicología de la Universidad Villanueva, Teresa Artola, presentó la Jornada.
Bermejo abordó el duelo en la pandemia y señaló la falta de tanatopraxia, “la deshumanización por la ausencia de ritos, ya sean laicos o religiosos”. El experto aseguró: “Nada más cruel que no poder enterrar a un ser querido o dudar de si estaba o no en ese ataúd. Hemos estado condenados, y aún lo estamos en parte, a convertir nuestras casas en tanatorios”. Para evitar duelos patológicos, propuso la “consolatio” de la cultura cristiana, que sumó una vertiente emocional a la lógica del precedente griego.
El teólogo y experto en counselling repasó además un fenómeno reciente: el duelo digital. Bermejo recordó que Facebook tiene ya más de 30 millones de perfiles de personas fallecidas y repasó diferentes iniciativas en auge para mantener artificialmente vivo el recuerdo de seres queridos, desde la resucitación digital mediante avatares a códigos QR en lápidas o columbarios, experiencias piloto con familiares revividos digitalmente mediante reproducciones en 3D, servicios funerarios grabados para poder volver a verlos o el auge de cuentas in memoriam. “Esto está dando lugar a un nuevo concepto imaginado de una supervivencia digital que da paso a un nuevo mundo”, señaló Bermejo. “Cada vez más se suben fotos de personas fallecidas, pero es la construcción de un cuerpo digital idealizado. Es un modo de homenajear. Pero está generando cosas más raras, como fotógrafos voluntarios que se ofrecen a hacer fotos de bebes nacidos muertos o prematuros para entregar a los familiares”.
Los niños ante el duelo
Cómo afrontar y explicar a los niños la pérdida de seres queridos fue otro de los puntos claves de la Jornada. “Los niños son niños, pero no son tontos”, resumió Bermejo, que defendió la veracidad como clave en estos casos. “A veces cuando muere un miembro de la familia o de la escuela parece que no se enteran. Los niños han jugado con la muerte, han escuchado lo que hablamos. La muerte es cotidiana para ellos, no es un absoluto tabú como puede parecernos a loa adultos. Todo lo que sea mentir no ayuda al desarrollo psicológico humano. No es oportuno decir que el fallecido se ha ido de viaje, porque pronto el niño nos hará las preguntas oportunas”.
Del duelo “anticipatorio” al “retardado”
Bermejo hizo un recorrido por los tipos de duelo, empezando por el “anticipatorio”, cuando la muerte del ser querido se viene anunciando debido a una enfermedad. “Si el duelo es la factura que tenemos que pagar porque se rompe el vínculo, quien pasa por un duelo anticipatorio de alguna manera paga un poquito de la factura antes de que la persona fallezca”, explicó el experto, que extrajo una primera y valiosa conclusión: “Hay que dar rienda suelta a la narración. Cuando alguien habla de lo que piensa, siente lo que va a hacer cuando su ser querido muera. Eso disminuye la culpabilidad”.
Otro tipo es el que Bermejo catalogó como “ambiguo”: personas desaparecidas cuyos familiares desconocen si siguen o no vivas. En estos casos, subrayó, “los psicólogos que se especializan en comunicación en crisis le dan mucha importancia a la veracidad”. Entre otros varios tipos de duelo, Bermejo abordó el duelo “retardado”: “Hay personas que no consiguen ‘enterrar’, no hacen las tareas del duelo y parece que llevan el muerto crónico debajo del brazo”, explicó. Se generan en estos casos incapacidad de reintegrarse en el tejido social, recuerdos constantes y falta de energías para afrontar el presente.
El teólogo y experto abordó por último las tareas del duelo, o puntos clave para evitar que un duelo normal se torne patológico. “El sentimiento más difícil de manejar es la culpa. En ocasiones, aun siento irracional, neurótica, puede tener una valencia adaptativa”, explicó. Adaptarse al nuevo ambiente en el que el difunto ya no está y trabajar en nuevas relaciones personales es igualmente necesario: “Querer ocupa lugar”, aseguró.